La Deshumanización en los Medios de Entretenimiento Masivos
LA DESHUMANIZACION EN LOS MEDIOS DE ENTRETENIMIENTO
En estos últimos 20 años México ha vivido bajo el temor y el yugo del Crimen Organizado y esto se ha visto reflejado en medios de entretenimiento masivos como el Cine, Plataformas De Streaming, Redes Sociales y Música.
películas (por ejemplo, Emilia Pérez), series de narcos en plataformas digitales y música con narcocorridos refleja una problemática cultural que normaliza y glorifica al crimen organizado, distorsionando la percepción social y contribuyendo a la apología de la violencia. Las narco series y películas suelen retratar a los narcotraficantes como personajes carismáticos, estratégicos e incluso heroicos, omitiendo el sufrimiento de las víctimas. Por ejemplo, en series como Narcos o El Señor de los Cielos, se enfatiza la astucia de los capos, mientras se minimiza su brutalidad real. Esto crea una narrativa que idealiza el poder y el dinero obtenido ilegalmente, ignorando consecuencias como orfandad, desplazamiento y violencia estructural.
En la música, los narcocorridos —género que narra hazañas de traficantes— transforman a criminales en figuras míticas. Canciones como Jefe de Jefes (Los Tigres del Norte) o El regreso del Chapo (Los Tucanes de Tijuana) enaltecen sus acciones, presentándolas como actos de valentía o resistencia. Este enfoque no solo deshumaniza a las víctimas, sino que perpetúa la idea de que el crimen es un camino legítimo para alcanzar el éxito.
NORMALIZACIÓN DEL CRIMEN EN LA CULTURA POPULAR
La exposición constante a estos contenidos genera una banalización de la violencia. Por ejemplo, en México, niños y jóvenes cantan narcocorridos con letras que detallan ejecuciones o tráfico de drogas, normalizando estas prácticas como parte de la identidad cultural. Plataformas como Netflix o Amazon Prime han sido criticadas por producir series que, aunque ficticias, se inspiran en eventos reales sin abordar el trauma colectivo que generan.
Además, la narco cultura influye en modas, lenguaje y aspiraciones: jóvenes imitan el estilo de vida de los narcos, portando armas falsas o vistiendo ropa asociada a carteles, buscando emular un estatus percibido como poderoso.
IMPACTO EN PERCEPCIÓN SOCIAL Y VALORES
Estas narrativas distorsionan la realidad al presentar a los criminales como "Robin Hood modernos" o víctimas de un sistema injusto, ignorando su responsabilidad en crímenes como torturas, desplazamientos forzados o tráfico de personas. Por ejemplo, el hallazgo de campos de exterminio del CJNG en Jalisco (2025) contrasta con la imagen "glamorosa" que proyectan las series.
El Grupo Los Alegres del Barranco la Banda que Homenajeo a el Mencho a días de la investigación del Rancho Izaguirre
La actriz Laisha Wilkins señaló que el consumo de este entretenimiento hace a la sociedad cómplice de la apología del crimen, al validar y financiar contenidos que maquillan la tragedia. Esto refuerza ciclos de violencia, donde el crimen organizado se nutre tanto del dinero ilegal como del prestigio social que le otorgan estos medios.
BENEFICIOS ECONÓMICOS VS RESPONSABILIDAD ÉTICA
La industria del entretenimiento obtiene ganancias millonarias explotando estas narrativas. Los narcocorridos, por ejemplo, son un negocio lucrativo: algunos artistas reciben pagos de carteles para componer canciones que ensalcen a sus líderes. Plataformas digitales, por su parte, priorizan el entretenimiento sobre el análisis crítico, aprovechando la fascinación global por el "mundo narco".
Sin embargo, esta mercantilización tiene un costo social: según la ONU, la delincuencia organizada genera miles de millones anuales, financiados en parte por la normalización cultural de sus actividades.
RESPUESTAS INSTITUCIONALES
Algunos gobiernos estatales han tomado medidas, como el veto a conciertos de narcocorridos en Jalisco (2025) o investigaciones por apología del delito. No obstante, persiste el debate entre libertad de expresión y regulación. Mientras sectores exigen censurar estos contenidos, otros argumentan que el problema radica en condiciones estructurales como corrupción, impunidad y falta de oportunidades.
Expertos como el Dr. Jesús Rubio Campos (Colegio de la Frontera Norte) proponen políticas integrales: combinar acciones legales con educación, creación de empleos y fortalecimiento del tejido social para reducir la atracción hacia el crimen.
La deshumanización en el entretenimiento no es un fenómeno aislado, sino un reflejo de dinámicas sociales y económicas complejas. Mientras los medios proyectan una imagen distorsionada del crimen, su impacto real —documentado en fosas clandestinas, desplazamientos y economías ilegales— sigue siendo ignorado. Combatir esta narrativa requiere no solo regulación, sino una transformación cultural que priorice historias de justicia y resiliencia sobre el culto a la violencia.
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